Testimoniatge de Joan Monferrer Rovira
Nom i cognoms: Joan Monferrer Rovira
Data de naixement: 11 Juny 1918
Lloc de naixement: Benafigos, L'Alcalatén
Data d’entrevista: 8 d'octubre del 2008
Lloc de l’entrevista: Benafigos
Nom de l’entrevistador/a: Antonio Giner
Llengua vehicular: Castellà
Descriptors temàtics: Guerra civil, vida rural, maquis, repressió
Observacions:
Reprodueix el testimoni. Part 1 de 2.
Reprodueix el testimoni. Part 2 de 2.
TRANSCRIPCIÓ
Joan Monferrer Rovira, nacido en Benafigos el 11-06-1918
Me fui con mi quinta a los 18 años.
Antes de la guerra estaba la C.N.T., casi toda la juventud de este pueblo era de izquierdas.
Cantos y Figuerola montaron una candidatura antes de la guerra,…muy anterior a la guerra. Unos se decían de izquierdas. Y otros de derechas, pero se llevaban poca diferencia. Montaban unas listas y los que eran más despabilados se aprovechaban, como este del Manchego que decían, todos son de derechas. El que se presentaba tenía en Castellón una amistad y se beneficiaba de alguna cosa, pero los demás nada.
Caciques y gente rica, el Manchego miraba de aprovecharse de todo lo que podía, todos acudían a él cuando tenían algún problema porque este tenía una amistad en Castellón.
En el 36 se votó por la República.
Antes de la guerra no hubo enfrentamientos, solo de palabra. Cuando la guerra salieron cosas que no tenían que ver con la política, más bien ha sido personalmente, aquello de que uno le tenía un poco de lo que sea, una finca por ejemplo, si un animal había entrado a pastar, se enfrentaban por esas cosas, por cualquier tontería.
PERIODO DE GUERRA
¿Cuándo le llamaron a quintas?
Yo tenía 18 años, me parece que era a finales del año, el 37 sería.
¿Dónde estuvo destinado?
Nos mandaron a Córdoba, estuvimos ahí en Castellón unos días, ya bombardeaban los alemanes ahí en Castellón, y de ahí nos mandaron a Belalcázar en la provincia de Córdoba, allí estuvimos, que había el frente aquel de Pozoblanco y Alsequillo y todo aquello. Entonces estuvimos allí, no me acuerdo el tiempo, no me acuerdo, y recibimos una orden y nos llevaban para Madrid, pero cogimos el tren y antes de llegar a Toledo cambiaron de rumbo, porque fue cuando la desbandada de Aragón, y en vez de ir allá a Madrid dicen: «para Toledo» y volvimos a pasar por Castellón; yo me acuerdo que allí en Castellón bajaron mucha gente de aquí del pueblo a vernos, familiares de los que íbamos allí, y de allí nos llevaron a Castellfort. Mira, a Castellfort también bajó este tío mío, el padre del Heredio (Juán Rovira), este vino en compañía de otro, Hipólito, que íbamos siempre juntos, ese también estuvo en la cárcel, también; y entonces ya el día que nos marchamos pues claro, ellos para casa (Benafigos) y nosotros…., pero tenían eso, mira, «ahora vienen aquí a Catí», «pues vamos a verles», porque claro en esos momentos así, es decir, ellos van allá y a lo mejor ya no los vemos más, ¿comprendes?, y claro con los burros vinieron a Castellón y total, estuvimos allí parte de una noche juntos, y de allí nos llevaban al frente de Aragón. Ya tiramos para arriba, pero llegamos a un sitio que ya se oían los disparos de todo eso y ya nos quedamos allí y claro, ya empezó la desbandada, ya todos para abajo, para abajo, y llegamos hasta La Senia y allí desde luego nos coparon y el comandante nos dijo: «estamos cercados, el que quiera seguirme que me siga, y el que no….», porque hicimos acampada, y nosotros mismos habíamos hecho allí una paella de comida y allí se quedó, y bueno yo pues seguí con el comandante aquel y varios más, y salimos allí por una vaguada que había, pero a bombazo limpio ya, para, a Tortosa, para coger el puente, y el puente lo tenían ya dominado con unas ametralladoras, y subíamos por una escalera del lado del puente aquel del ferrocarril, porque cuando llegamos allí el puente estaba minado ya pero el comandante dijo «de momento no se vuela este puente hasta que yo no pase con la tropa», y así lo hizo, y en una escalera de madera íbamos subiendo uno a uno y así, a veces, al que le cogían caía al agua y el que no, pasábamos. Y así pasando los hombres del batallón, y el batallón que quedamos se descompuso, se descompuso porque ya cuando llegamos al otro lado lo reformaron pero no pudieron, nos acoplaron a otro, en otra…nosotros que éramos de la 73 Brigada Mixta y allí nos mandaron a la 59, una brigada ya diferente.
Con la 73 Brigada Mixta ya veníamos desde Andalucía, pero al llegar allí al Ebro, allí desde luego unos se quedaron y otros del batallón, yo mismo que pertenecía a la 3ª compañía me parece que quedaban muy pocos, muy pocos, o que habían desaparecido o que se habían quedado escondidos por allí, y se descompuso ya, la 73 B.M. desapareció, y allí formaron la 59, y es con la que ya tuvimos puesto en el río durante un cierto tiempo, hasta que vino la orden de pasar al otro lado, de atacar. Yo estaba allá en Benifallet, estaba enfrente…y allí desde luego ya se formó, ya era cosa de los mandos, que se ve que salieron voluntarios para cruzar el río, porque allí estuvimos una temporada que nos cambiábamos tabaco y…, porque aquí teníamos tabaco y ellos tenían papel, o nosotros teníamos papel y ellos tenían tabaco, no me acuerdo, pero hacían cambios porque fumaban mucho. Se pasaban el río, se juntaban al medio del río y recambiaban las cosas y te hablaban y…, pero claro eso era cuando había ya confianza, «bueno vamos a pasar hasta el medio del río y…que nadie dispare», y claro, unos pasaban una parte y otros otra, y había normalidad completa. Entonces salieron voluntarios para pasar el río a nado para poder coger las escuchas, cogerles, y claro, dejar libre un par de escuchas del río y era por ejemplo, aquí una, a 200 metros había otro, a 300 había otro, pero está claro, lo tenían ya calculado y es decir, por tal sitio pasará una pareja por tal sitio pasará otra a nado, y en fin de coger a los escuchas de allá, eliminarlos, y dejar libre este espacio. Y así lo hicieron, y entonces montaron como unos tablones, un paso de río, los pontoneros, y pasábamos por encima de los tablones aquellos, pero claro, no hubiéramos pasado pero habían a cada dos o tres metros, había un señor allí, un pontonero de esos para que no te cayeses, con una cuerda y tú ibas cogido de la cuerda y pasamos al otro lado, y claro, allí los cogimos desprevenidos y bueno, allí se…pero aquello duró muy poco, al poco hubo no se si un día o dos otra vez regreso para casa, y entonces a mí ya me mandaron a cruzar a tomar unas posiciones a Mora de Ebro, encima de Mora donde está la presa aquella.
Allí pasamos al cruce de la carretera de Mora, y de allí estuvimos no se si 7 u 8 días, y nos mandaron otra vez a cruzar el río para arreglar un parche, y nos mandan allá por debajo del Segre, un pueblo que se llama Almatret. Bueno, se veía el pueblo arriba que es donde está la presa aquella de Mequinenza y todo aquello, y al cruzar el río otra vez, por allí por un bancal, allí nos aplastamos toda la noche y de madrugada, con unas barquitas y todo eso, a pasar el río otra vez y allí para ocupar Fayón. Aquello era muy escarpado y bueno, pues allí había muy poca guardia en las posiciones aquellas, y allí les cogimos prisioneros, allí claro, pasamos tanta gente…una brigada entera, pues los cogimos prisioneros y subimos ya para arriba a la cima del monte, llegábamos arriba y a donde baja la carretera de Fayón, porque nuestra misión era ocupar eso y debajo hacer una bolsa y cogerlos prisioneros en un trozo del río desde allí en Fayón hasta allá abajo, pero llegamos a la carretera y ya vimos los tanques como bajaban, pero no llevábamos más que un fusil ametrallador, no llevábamos más nada y bueno, allí, ¡sálvese quien pueda!
¿No había apoyo aéreo?
Nada, nada, y mismo allí a un amigo, un tal Prudencio del Pou de La Pica (Benafigos), a este una bala le rompió la pierna y le cogí para sacarle al puesto de socorro más cercano, y ya luego a correr tocan, y al llegar a cierta distancia ya se veía el río allá abajo, y a correr tocan, y llegamos abajo y había 4 o 5 barquitos para volver al otro lado pero ellos de arriba ya lo miraban y bueno, hubo barca que desapareció cargada de gente porque claro, cayó un proyectil encima de la barca y bueno, aquello…fatal, y ya nosotros pasamos al otro lado, nos dieron unos días de descanso y ya nos mandaron para atrás y entonces, volvimos a cruzar el río por Mora otra vez, para ocupar posiciones enfrente de Los Arcos, allí ya estuvimos unos cuantos días.
ESCUELA POPULAR DE GUERRA
…y salió una petición de gente para ir a estudiar a la Escuela Popular de Guerra de allá de Barcelona. Este Hipólito que te digo que siempre íbamos juntos dice: «¿porqué no te apuntas?» y me apunté y me hicieron un examen allí en la División, y luego me mandaban allá al Cuerpo de Ejército, no sé dónde, en otro sitio, y me hicieron unas preguntas y te exigían haber estado en el frente no sé cuanto tiempo, y luego te hacían un pequeño examen previo. Entonces me aprobaron, hasta ese momento yo era soldado raso, y entonces ya nos mandaron a Barcelona y esto era en el mes de agosto, me parece. Al llegar a Barcelona nos pusieron allí en el centro ese que estaba allá por encima de Sarriá, un convento que era muy grande. Nos hicieron examen, si aprobabas ya te quedabas allí a estudiar y si no, te mandaban otra vez al cuerpo y, bueno, tuve suerte que aprobé también y ya me quedé allí, y a estudiar hasta que…mira a mí me faltaba para acabar no se si por lo menos seis meses que había de estudios. Estuve como un mes y ya cada día estudios y te hacían exámenes y todo eso, y yo lo tenía todo bien, me aprobaron, ya salí de allí como teniente y me mandaron destinado al 109 Batallón de ametralladoras que estaba en…ahora no me acuerdo del pueblo, un día le dije a mis hijos que tendría ganas de ir al pueblo ese, por que claro, yo iba destinado al cuerpo ese, al 109 B. de AA. Pero antes de llegar allí habían llegado los otros (franquistas) y ya estaba la desbandada, entonces íbamos 6 o 7 tenientes que habíamos salido de la escuela, todos con la graduación esa, mes de enero, últimos de enero, porque en Barcelona entraron me parece que el mes de enero, me parece que entraron los nacionales, y ya nosotros salíamos por una parte y ellos ya estaban ocupando el Tibidabo, y a correr, claro. Nosotros cada día procurábamos pasar por algún centro de mando, te ponían un sello como que te habías presentado allí, pero claro como ya era aquella retirada, ya estaban encima, yo me acuerdo que en Vic estuvimos dos días, en Vic y luego ya pues no me acuerdo, pero en varios sitios y en la hoja, en una hoja te estaban sellando como que te habías presentado allí. Éramos 6 o 7 de la escuela cada uno destinado a su sitio, pero como era ya retirada pues ya estaba todo deshecho, y hasta que llegamos a Masanet de la Selva en la provincia de Gerona, y allí nos cogieron prisioneros, entonces ya nos tuvieron prisioneros.
¿Cómo era la vida en Barcelona en el 38?
Hombre, la vida mientras estaba en la escuela bien, había gana, pero nosotros teníamos suministro, allí bien.
Tenía un pase para vestir de paisano y por las horas que no tenía clase, pues me podía bajar para las Ramblas y por todos los sitios. Yo me acuerdo que el día que murió la madre de estos dos o tres hermanos que todos son escritores, yo estaba muy cerca de allí, estaba en el frente de la fuente de Canaletas y esto fue un poquito más arriba, 200 metros más arriba, cayeron las bombas por todas las Ramblas y por todo, que hubo un descalabro…, yo a eso no le he temido nunca…,ni correr al refugio ni nada…me ponía, eso sí, debajo de alguna puerta, del lindar de alguna puerta y si cae, pues bueno, y si no…
Yo fui en agosto hasta enero que salimos sin acabar el curso, pero como el que tenía las notas bien ya salía con el título, ya salía destinado y ya te digo yo, al 59 Batallón de ametralladoras. En el curso teníamos temas de todo, en teoría y en práctica porque yo mismo pues entonces las bombas estas de mano y todo eso lo tenía que coger y desmontarlo, y saber aparte, la teoría que corresponde para mandar a una tropa, y también la mecánica de saber cómo funcionaba una ametralladora. Yo me acuerdo que la mayoría de los días íbamos de excursión al campo para hacer aquello de prácticas de tiro y cosas así.
No recuerdo los nombres de los mandos, yo me acuerdo que este Hipólito Gómez de Benafigos sí que se acordaba. Aquel estaba de escribiente en la cía., llevaba toda la documentación de la cía. (en el frente del Ebro), y a raíz de eso yo me apunté para ir al examen, dice: «¿porqué no te apuntas que ha salido una convocatoria para ir a estudiar…» porque yo en principio quería…se lo dije. Yo digo: «si sale otra promoción para ir a Rusia me avisas que yo me apunto para piloto de aviación», que iban allá a Rusia, y luego salió esto y mira…me aprobaron los tres exámenes que me hicieron antes del ingreso, los aprobé.
Recuerdos de su amigo Hipólito Gómez
Allí había un comandante al mando, estuvimos Hipólito y yo siempre juntos hasta que me marché a la escuela, porque él llevaba entonces lo de escritorio de la cía. Y siempre iba con los mandos. Y como teníamos tanta amistad, él aquí después cuando me veía se volvía loco, hemos tenido mucha amistad, mucha. Le queda una hija y un hijo que están en Atzeneta, un hijo que también le llaman Hipólito y tiene las manos “rotas” para pintar, no se si has visto cuadros de Hipólito Gómez, este me parece que estudiaba para cura y se salió.
Dificultades y trámites que hubo de realizar para poder cobrar su pensión años después.
…el galón que llevo con el escudo oficial, pues ya eso se tira y ya está, pero el documento que llevaba me lo puse aquí dentro del calcetín, un papelito, y tuve suerte que lo salvé y eso me ha servido ahora pues para acreditar que tenía esta graduación.
Costó mucho trabajo encontrar para que te reconocieran por que yo con mi primo, que aquel era sargento, de aquí (Benafigos), bajaba huido de aquí de Aragón y a este de ninguna manera, estuvimos…bueno, los pasos que hemos dado para buscar información; yo mismo allá me hice socio de un…de estos para buscar los boletines oficiales. A Melchor le encontré yo el expediente, le tenía en el boletín, tenía la graduación de sargento, lo encontré en Barcelona. Yo me hice socio allí de esto de…y bueno, dimos muchos pasos porque también fui a Sabadell, en la Capitanía General de Barcelona nos dijeron: «ir allí a ver si hay alguna cosa», y claro, en todas partes se reían de ti porque no les interesaba. Al Amadeo le mandaban la carta como que no aparecía en ningún boletín de ninguna clase ni nada, entonces él había servido con uno de ¿Pla de Comte? Y aquel le dijo: «pues a mí ya me han reconocido, me han…» ¡hostia!, ¿cómo es eso?, y le dijo: «si quieres yo hablaré con fulano y pagando…», y así lo hizo. De lo que le pagaron a él a mí me dijo que le cobraron, pero al cabo de una temporada dice: «ya me han reconocido». Con que mira si son…yo tampoco estaba en ningún sitio, pero como llevaba ese trozo de papel sellado por todos estos, pues al final me mandaron una carta, dice: «aquí no se encuentra usted pero si tiene el documento ese, el original del documento este que usted nos envía, usted no se preocupe lo tienen que reconocer a la fuerza». Allí ya es cuando me reconocieron. Con esto hubo mucho jaleo, en el año 84 me parece que era, cuando reconocieron a los militares de la República, pero costó mucho y muchos desde luego se fueron al otro barrio sin saber lo que eran, por que, ya te digo, ponían muchas trabas, muchas; yo mismo estuve en Sabadell, estuve en la Cap. Gral., y al final desde luego lo conseguimos yo no se como, no se yo, porque tengo un sobrino que es muy decidido y me dijo: «vamos allá» y al final mira, me reconocieron.
PRISIONERO
…y allí cuando hemos quedado que ya me cogieron prisionero, nos mandaron de Masanet de la Selva (Gerona) andando tres días y tres noches a Barcelona, andando, y comer ya te apañarás, lo que podías pillar por los campos, nabos y, en fin, todo lo que se podía. Ya en Barcelona nos cogieron en un barco y nos mandaron a Tarragona, en Tarragona nos bajaron y nos llevaron allá a un convento de los Hnos. Cristianos, y estuvimos allí ya prisioneros.
Allí también las pasamos canutas porque no daban de comer, no daban nada allí, nosotros es que tuvimos mucha suerte que la gente respondió (se refiere a la solidaridad de los civiles del pueblo), porque cogíamos por ejemplo una piedra y escribías tu nombre, y por la parte de detrás (del edificio) tirabas la piedra (al exterior), y la gente como ya lo sabía, pues iban gente de muy buen corazón y miraban tu nombre y te aparecían un día: «fulano, un paquete», y era que te daban un paquete de comida la gente del pueblo; en eso se portaron muy bien, sin conocer a nadie.
Yo conocía a una chica de Benafigos que estaba en Villanueva y Geltrú, y se enteró de que yo estaba prisionero allí y un día vino a verme y también me trajo comida. Y luego, pues bien con mal, pasamos con mucha gana, pero pasamos tres o cuatro meses en el campo ese, y como ya en ese tiempo acabó la guerra, los frailes del convento lo necesitaban para ellos y nos mandaron para casa.
REGRESO AL PUEBLO
…y teníamos que nombrar dos responsables de derechas que te avalaran, y yo puse a dos vecinos que uno era el padre de este de José ese de Sara, no se si lo has conocido, y otro, Niceto. Puse los nombres y cuando vine aquí pues se lo dije, digo: «bueno, allá me han exigido esto…», «pues tú no te preocupes, si nos preguntan algo, responderemos por ti y ya está», y al llegar aquí teníamos un alcalde que era aquel que le llamaban Gabriel, y un secretario, el hijo de este que te decía yo (hijo del Manchego), y claro, el documento aquel lo teníamos que entregar, los papeles que nos dieron al salir del campo, y claro, como ya veías como estaba el panorama y se pusieron de aquella forma aquí «esto a la Guardia Civil, la G.C. es la que se cuidará» y me hicieron entregar aquel papel y yo no tenía ninguna copia. Bueno, y así pasó, luego llega que estábamos aquí pero ya nos echaron. «No podéis salir del pueblo», no podíamos salir del pueblo porque estábamos en una condición que igual te podían llamar mañana que pasado, y así pasó una temporada hasta que nos llamaron, aquello que llamaron a los quintos otra vez, y a mí me declararon desafecto, entonces había un secretario aquí que no era el que me cogió a mí el pasaporte, ese ya no estaba, vino otro secretario de fuera…tampoco se el nombre…, el Curro aquel que estuvo de secretario aquí, pues ese era el padre, era un secretario que estaba en Atzeneta y se cuidaba de este pueblo también, y me dijo, dice: «pues vaya a preguntarle al secretario que estaba aquí, dónde tiene el documento ese» y fue la mujer y dice: «pues si no, estará en la Caja de Reclutas», y lo miró el secretario aquel en la C. de RR. Y dice: «en la C. de RR. No hay nada», y ya nos lo dijo, dice: «este documento lo han hecho desaparecer», ya claro, como no tenía aquel documento y me habían declarado desafecto…, y el secretario nos dijo: «lo único que podéis hacer es recoger firmas», y la mujer (Elodia) se atrevió, dice: «yo voy a ver que me dicen», y se fue por las masías y cogió algunas cuantas firmas y se las presentó al secretario, aquel dice: «ahora si pudiésemos coger la del cura», dice, «esa sí que sería buena», y la mujer se fue a la iglesia un día y le dijo a Mosen Pepe: «yo quería ver si me ponía una firma», y la dijo: «para eso ven a la casa abadía y ya hablaremos allí», con que un día se va a la casa en la que vivía él, que es del pueblo pero…y llegó allí y la dice: «es que Erminiet», me decía Erminiet, dice: «es molt rojet», mi mujer le contestó: «hombre eso ya lo sabía yo, para eso no hacía falta que me lo dijera, que me hiciera venir aquí», y claro, no le quiso firmar. Con que nada mira…, y claro, así pasó que cuando vieron esto para ir a la mili, pues tenía yo declarado desafecto, y desafecto…pues al batallón disciplinario, al nº 94 de Melilla, y así ha sucedido todo.
BATALLÓN DISCIPLINARIO
…allí estuve cerca de tres años hasta que vino que desembarcaron los americanos allá en África, y se vieron ya que aquella cosa ya no pintaba demasiado bien para los alemanes, y dijeron que disolvieran el batallón disciplinario y cuando ya vino que se disolvieron, pues claro, nos arrimaron a cada uno a hacer la mili…, yo al cuerpo de Sanidad de Melilla, y allí hasta que nos licenciaron; entre el batallón y Sanidad, tres años.
La vida en el batallón disciplinario era fatal, yo pensaba que no salía de allí vivo, porque muy poca comida, y allí ya te lo decían: «con un papel de fumar pagamos tu…», y muchas carreras, mal y a pleno sol, y barbaridades. Allí había gente de muchas partes, me acuerdo que había un piloto, que a aquel lo cogieron…y cada dos por tres ya lo tenías por allá corriendo en un patio a pleno sol, aquello era fatal, allí estabas castigado y…
REGRESO AL PUEBLO
Una vez pasado aquello ya me mandaron para casa, ya tampoco se la fecha, no se la fecha en que vine a casa no me acuerdo, y con el tiempo aquello que miras y aquí desde luego tienes mucho resentimiento por muchas cosas, y miré de largarme y me fui para Barcelona el año 50, y allí pues he estado hasta ahora.
COMENTARIOS DE JOAN (Batalla del Ebro, Durruti…)
Allí estaban en la Sierra de Pandos El Campesino y Líster, la guerra tiene cosas que dices: «¿para qué este sacrificio?». «Hay que ir a tomar esa cota», y tienes que ir y ves que allí con una ametralladora, todo lo que asoma lo cortan, con las balas lo cortan y hay que ir y dices: «¿para qué hay que ir?», para cogerlo tienen que reventar ahí 40 o 50 personas. Y este Campesino y Líster eran muy aguerridos y decían: «hay que ir para allá», y en la Sierra de Pandos mismo debían de ser dos días que estuvo tuya, y mía, y tuya, y mía, por eso tenía tan mala fama. Hay cosas que no se explican.
Al que más apreciaba era al de la Columna de Hierro, Durruti, yo fui al entierro de Durruti en Barcelona, …pero a este lo cogieron alguien que desde luego…una bala a traición. A este hombre sí que le tenía mucha estima porque se había portado muy bien, él tenía aquello de si hay agua, la última gota para mí, y si hay pan, el último para mí, aquel era un hombre.
Aquello era terrible, yo, allá en el Ebro he visto a veces que estaba allí en una posición y cómo pasaban las ametralladoras aquellas con el avión, y ver al tío asomado allí con la mano tirando bombas, no había manera, no había aviación porque hicieron el control que hicieron allá al Mediterráneo, y estos pasaban todo lo que querían, y los otros eran cómplices entre todas las naciones, Francia, Italia, y todas estaban complicadas, Inglaterra, todos; eso no se puede explicar de ninguna manera, que un hombre que se subleva contra un gobierno y que le presten ayuda, y que al gobierno legítimo lo descalabres de esa manera…
Muchas veces era aquello de: «bueno, y aquí ¿Qué hacemos?», «¿para qué estamos aquí? ,¿para exponer nuestro cuerpo?», porque veías que no había nada que hacer. Yo, en Villalba de Los Arcos he visto una cía. Casi desaparecer. Aquello era difícil de soportar porque un día conté yo cincuenta y pico disparos de artillería en muy poco rato, y aquello…veías huesos por todas partes, allí tenías que tirar mucho desinfectante para poder aguantar por ahí. Ahí desde luego ha sido un descalabro, ha muerto mucha gente y claro, no teníamos fuerza para poder defendernos porque aviones no veías ninguno.