Publicat el llibre “El franquismo contra el protestantismo. (1936 – 1946)” de Luis Mas Collado i Carles Raurell (col·laborador)

Ressenya de l’autor amb pròleg de Josep Lluís Carod-Rovira del llibre “el Franquismo contra el Protestantismo. 1936-1946). Fusilados, exiliados, encarcelados, depurados y desterrados” de Luis Mas Collado amb la col·laboraió de Carles Raurell, editat per Vinatea Editorial de València i editorial Sola Fide de Salamanca.

Una parte de la  Memoria Histórica del Estado Español tiene que ver con el protestantismo español, parte que se desconoce por constituir una minoría religiosa en un país donde el catolicismo romano era la religión oficial hasta que la constitución republicana.

En este libro se apuntan algunos de los que fueron salvajemente fusilados, los que marcharon al exilio, la mayoría para no regresar nunca, los que cobardemente fueron encarcelados o fueron despojados de sus profesiones por el solo hecho de pertenecer a una minoría religiosa y ser consecuentes con sus creencias.

Durante el nacionalcatolicismo impuesto por la fuerza de las armas, el protestantismo español perdió a sus mejores hombres y mujeres. Personas que, mientras les dejaron, se dedicaron a servir a su país tal como eran: personas comprometidas con mejorar la sociedad para dejar un mundo mejor lleno de principios e ideas progresistas y avanzadas que, como consecuencia, pagaron un precio muy alto.

La sociedad española actual y gran parte del protestantismo contemporáneo no ha podido conocer la aportación que hicieron, bien porque han sido silenciados, por ignorancia o porque al tratarse de una minoría religiosa ha pasado desapercibida. Con este libro, fruto de una investigación que ha durado años, se rompe el silencio a la vez que pretende animar a futuros investigadores para que se aventuren a seguir profundizando en las figuras que en este libro proponemos e incluso descubrir más nombres de personas represaliadas por el franquismo.

 El libro no pasa por alto a la familia Ecroyd o los hermanos Chicharro de León ciudadanos de  Castellón.

En el PRÓLOGO al libro dice Josep-Lluís Carod-Rovira:

En el Estado español, en los últimos siglos, el poder se expresaba a  través de un conglomerado de intereses en donde coincidían las  actitudes generalmente intolerantes de la jerarquía católica, el caciquismo inmovilista de la oligarquía política y económica, y los privilegios inalterables de la monarquía española. Situarse al margen de la versión oficial emitida por el  poder y frente al dogma de la ortodoxia en cualquier ámbito, no hacía más que aproximar las posiciones de heterodoxos y disidentes, fueran éstos republicanos, masones, protestantes, librepensadores, esperantistas, espiritistas, cooperativistas, anarquistas, feministas, higienistas, naturistas, socialistas o defensores de la homeopatía, todos los cuales acababan compartiendo un espacio básico de complicidad.

Hasta 1936, el protestantismo era, aquí, una confesión religiosa de carácter más bien progresista en general, los creyentes acostumbraban a ser de orientación republicana y no eran pocos, principalmente entre los pastores, los que pertenecían también a la masonería, incluso habiendo llegado al grado 33, considerado el máximo. El interés de los republicanos por instituir la libertad real de cultos en sus proyectos constitucionales acercaba todavía más ambos campos. Cuando, en 1910, tiene lugar lagran campaña de recogida de firmas por la libertad religiosa, la mayoría de actos públicos de apoyo a esta causa se celebran en las sedes de formaciones republicanas, socialistas o catalanistas. En algún momento, nombres como Gabriel Alomar, Félix Azzati, V. Blasco Ibáñez, Álvaro Botella o el mismo Lluís Companys coincidirán con los protestantes en alguna iniciativa. Y como culminación del disfrute de libertades públicas, que el protestantismo conoce por vez primera en los años 30 con el régimen republicano, no debe sorprender la orientación electoral protestante frente a los comicios del 16 de febrero de 1936. En aquella ocasión, el periódico protestante El Heraldo de Figueres pide abiertamente el voto de los electores de esta confesión para el Front d’Esquerres, denominación que adoptó en Cataluña y en el País Valenciano el Frente Popular. Así, el periódico ampurdanés entiende que este voto es la única garantía capaz de preservar no solo la libertad de cultos, sino también la igualdad real en el ámbito legal de las distintas confesiones y lo hace desde la convicción de que la victoria de las fuerzas de izquierdas y republicanas les dará “la facultad de convertir en realidad la consecución de todos nuestros honrados ideales”.

Teniendo en cuenta estos antecedentes, no debe extrañar que, para los militares sublevados en julio de 1936 contra la legalidad democrática, la minoría protestante fuera vista como un grupo social situado en el campo enemigo, tanto por motivos políticos como religiosos. Y como sucede en todos los regímenes totalitarios, el objetivo fundamental del franquismo será la uniformización más absoluta en todos los ámbitos de la vida pública: una ideología política, un partido, un sindicato, una bandera, una lengua, una nación y una sola religión que no será, obviamente, la protestante. La adopción del catolicismo como religión de estado perjudicará, directamente, la minoría ciudadana de confesión protestante, en cualquiera de sus denominaciones históricas: presbiterianos, metodistas, reformados episcopales, luteranos, bautistas y asambleas de hermanos, fundamentalmente. Todos ellos serán vistos como desleales al régimen franquista y, en consecuencia, tratados como tales y con idéntico rigor que los otros integrantes del bando republicano. La represión les alcanzará con idéntica intensidad: fusilamientos, cárcel, incautación de propiedades y destrucción de patrimonio particular, expulsión del lugar de trabajo, destierro interior,  prohibición del derecho de reunión y, por lo

tanto de celebración de cultos, cierre de escuelas y medios de comunicación propios y, finalmente, también exilio.

Al hablar del gran éxodo republicano como consecuencia de la victoria franquista constituye un hábito generalizado pensar, habitualmente, en cargos de las distintas instituciones de la arquitectura democrática, líderes políticos y responsables orgánicos, dirigentes sindicales, intelectuales, escritores, artistas, músicos, maestros, profesores y militares, junto a personas de todas las profesiones forzados a emprender la ruta del exilio por su compromiso político: republicanos, liberales, socialistas, comunistas, anarquistas, independentistas, etc. Pero no se acostumbra casi nunca a tener también en cuenta que, dejando a un lado las preferencias políticas, hubo también ciudadanos víctimas de la crueldad de la represión franquista en el interior y que tuvieron también que abandonar su país por motivos de carácter religioso, que tuvieron que pasar la frontera convencidos que sus creencias religiosas ya no tendrían la posibilidad de mantenerse con plena normalidad y libertad absoluta en el régimen nacido el 18 de julio. Este es el caso de los creyentes protestantes, particularmente pastores, víctimas de la represión generalizada. Son significativos algunos de los casos mencionados en las páginas siguientes, como el fusilamiento del pastor Atilano Coco, masón y concejal  de IR; la maestra Carmen Hombre Ponzoa, embarazada de ocho meses y miembro de la UGT; o los mallorquines Gabriel Font, es Tenre, perteneciente a ERB y Miquel Serra Sancho, a la vez secretario de la entidad juvenil interdenominacional Esfuerzo Cristiano y de las JSU, en el emblemático municipio litoral de Capdepera, buque insignia del protestantismo mallorquín.

Por eso debe aplaudirse la iniciativa de L. Mas Collado, porque pone rostro, nombre y apellidos, a quienes fueron víctimas directas del nacionalcatolicismo del régimen franquista y los saca del olvido y del silencio, con una minuciosidad ejemplar, en un trabajo de investigación intenso que permite ya una primera relación de los represaliados de confesión protestante. Ojalá este libro suscite otros trabajos en la misma dirección, ya sea de carácter biográfico, limitados a una denominación específica o bien circunscritos a un ámbito territorial concreto. Porque cualquier aproximación al estudio de la represión franquista no será nunca completa si no tiene también en cuenta la represión totalitaria de carácter religioso para los considerados herejes para el nacionalcatolicismo. Este libro restituye la dignidad de las víctimas, abre la mirada a los observadores del período de la dictadura y nos reconcilia a todos con la verdad histórico que conocemos.

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