Testimoniatge de Pepe Aceituno
Nom i cognoms: Pepe Aceituno
Data de naixement: 1925-2017
Lloc de naixement: Castelló
Data dāentrevista: 2 de marƧ de 2019
Lloc de lāentrevista: Castelló, Plana Alta
Nom de lāentrevistador/a: Grup per la Recerca de la Memòria Històrica.Ā
Llengua vehicular: CastellĆ
Descriptors temà tics: franquisme, transició, tortures
Observacions:
Reprodueix el testimoni. Part 1 de 1.
Que me tuvieron siete dĆas en los calabozos con interrogatorios y palizas cada dos horas. Fruto de ello perdĆ un riñón, el derecho, que me operaron justamente el dĆa 4 de noviembre de ese mismo aƱo, del 75. Desde hace un mes ingresado en lo que entonces era la residencia del General. Ya vivĆa aquĆ porque como trabajaba aquĆ, pues ya vivĆamos aquĆ con mi compaƱera, con la madre de mi hijo, por el Rafalafena.
DespuĆ©s de esos siete dĆas, porque aplicaron la ley de excepción que estaba en el PaĆs Vasco, pero no en Castellón, no en el PaĆs Valenciano. La aplicaron, no solo a mĆ, a otros compaƱeros, por supuesto,
aplicaron esa ley de excepción, teniĆ©ndonos incomunicadosĀ siete dĆas, con sus siete noches en los calabozos. Durmiendo ademĆ”s en la piedra, no habĆa ni colchoneta. Eso era lo de menos, lo que menos daƱo me hacĆa era eso. Con interrogatorios, ya digo, cada dos horas, cada dos o tres horas, tres o cuatro policĆas, uno con una metralleta, el otro con una pistola, al otro con una porra, el otro con un machete, el otro con no se quĆ©… y a cada respuesta que daba que no les convenĆa, pues dos hostias.
Bueno, siete dĆas de tortura. Cuando me llevan al juez de guardia, al juez de guardia, sin haber encontrado ningĆŗn documento prohibido que lo tenĆa. Pero fueron tan torpes que no lo encontraron. No lo encontraron porque lo tenĆa en la fosa sĆ©ptica, colgada en un cubo, por debajo de la tapa
de la fosa sĆ©ptica, en un cubo. AhĆ tenĆa yo los materiales que eran posiblemente de producto, de denuncia o de no sĆ© quĆ©. No me encontraron nada, nada. Y en mi casa tenĆa un póster de Che Guevara que habĆa comprado en ElĀ Corte InglĆ©s en Valencia y mi torturador lo rajó con mucha mala leche y yo meĀ quejĆ© diciĆ©ndole que me habĆa costado 300 pesetas y lo habĆa comprado en ElĀ Corte InglĆ©s y digo esto es legal, porque me lo rompe, estoy en mi casa, quienĀ me va a pagar a mĆ.
[risas]
En mi casa pues hubieron dos registros exportados siempre, etcĆ©tera. El cuerpo pues me manda a prisión, a la cĆ”rcel vieja, y ahĆ estuve 35 dĆas. Fue el mejor periodo porque allĆ no te pegaba nadie, pero, pero yo me estaba curando de una pequeƱa infección que tenĆa en el riñón y la medicación
no era buena. La jeringa no la hervĆa y entonces rehusĆ© ir a la clĆnica y que me fue mucho rechazado y asĆ… y me dijeron Ā«usted no tiene que quejarse asĆ aquĆĀ», un guardia de medio metro me lo decĆa…
Pues eso, despuĆ©s de 35 dĆas de prisión, pues eso, me ponen en libertad. Yo sigo mi actividad, me vuelvo a (…) de OrdoƱez, pero tengo que ingresar porque la infección de riñón estaba pudriĆ©ndose y efectivamente. Vicente Santiago PeƱa, un urólogo cirujano que me operó siete horas en quirófano. Y cuando murió el dictador, que no la dictadura, yo estaba en el hospital de la Magdalena del 76, que ya habĆa muerto el dictador, pero no habĆa muerto la dictadura, repito. Me detienen otra vez, me detienen otra vez y me tienen tres dĆas, lo mĆ”s suave, y me tienen tres dĆas en los calabozos, conĀ interrogaciones naturalmente igual y con leƱa por todos lados, patadas… llevo la marca en la pantorrilla, la espinilla, los dedos aquĆ… Y ese dĆa tambiĆ©n habĆan detenido a los compaƱeros del metal, que estĆ”bamos con el tema del convenio reparĆ”ndolo… Y esa vez a mĆ me habĆan tratado menos prudentemente hablando, pero estos compaƱeros estaban que no se podĆa levantar ni se podĆan tener de pie. Y yo al juez le pedĆ la asistencia de mĆ©dico forense para que me reconociera, porque ustedes pueden poner un minuto y no pasa nada, pero con la tiene ahora los dedos en la pared, le llegan aquĆ, verdad? Mal cortada, etcĆ©tera, etcĆ©tera. Entonces al forense le reclamĆ© una denuncia y que fuese a la cĆ”rcel a visitar a estos, a estos compaƱeros, que lo habĆan apaleado muchĆsimo. A uno le rompieron diente con un puƱetazo, al otro no se quedó en el mejor estado. Esa vez se enzarzaron con estos dos compaƱeros…, conmigo algo menos. Como resultado, hicimos una denuncia que el fiscal la aceptó, la llevó a trĆ”mite.
Cuando creĆ”is que me estoy extendiendo, quiero decir, pero voy a terminar muy pronto. El fiscal de Castellón, del general, aceptó la denuncia a trĆ”mite, y pues se celebró el juicio, Āæverdad? Creo que fue por el 77, se celebró el juicio y ademĆ”s llamaron a toda la plantilla, que eran unos 28 o 29 policĆa secreta franquista, lo tuvieron que llamar, tuvieron que venir todos al banquillo de los acusados. Ese juicio salió en toda la prensa y tal, y el juicio terminó con esta pena a los torturadores: al que le rompió el diente Antonio Moreno, que trabajaba allĆ, seis dĆas de arresto domiciliario, eso era
elĀ castigo. Y al otro que le rompió el diente 6000 pesetas de multa y seis dĆas de retraso. Y al torturador mĆo tambiĆ©n seis dĆas o siete dĆas de arresto domiciliario. Esa fue la condena.
Pero yo creo que lo mĆ”s importante que ocurrió ahĆ, mĆ”s que la condena a los torturadores, fue el hecho histórico que en Castellón no habĆa existido, no se habĆa hecho nunca una cosa asĆ, Āæverdad? No se habĆa hecho, no se habĆa conseguido o no se habĆa denunciado.Ā Pero esa vez fue importante. Y los policĆas allĆ, mientrasĀ esperĆ”bamos naturalmente, amenazĆ”ndonos, Ā«os vais a enterar ahora; losĀ defensores de la justicia en el banquillo de los acusados…Ā». Bueno, ahĆĀ terminó un poco el tema. Yo despuĆ©s he tenido otras visitas y algĆŗn registro deĀ noche en mi casa, pero sin detención, sin detención. Creo que lo mĆ”s importanteĀ estĆ” ahĆ. Y solamente me queda aƱadir, a la comunidad o a los coordinadores yĀ coordinadoras, que estoy orgulloso de haber asistido a esta reunión, invitadoĀ por un amigo Miralles, y que estoy a vuestra disposición para todo lo que yoĀ pueda aportar, tanto en la memoria como en los trabajos privados que se tenganĀ que hacer. Pues eso irĀ a repartir, a noĀ sĆ© quĆ©, a visitar, a traer, a llevar, no sĆ© que, a alguien de que venir. Oye, pues mira que habĆa que ir a buscar a Salsadella a una persona que quiere asistir a la reunión y no tiene coche propio, lo traigo, por ejemplo. Y nada mĆ”s, no quiero quitar mĆ”s tiempo…
[aplausos]
De la poca vida que tuvo la RepĆŗblica, pues sĆ que hubieron grandes errores, como los tuvo Salvador Allende en Chile al no armar al pueblo contra la dictadura que estaba ya organizada desde Washington, no nacida y tal, Āæno? Y bueno, pues la RepĆŗblica, AzaƱa y compaƱĆa exclusivamente tuvieron el error de no haber armado 1 millón de personas, por lo menos. En ese momento, la RepĆŗblica, la vida de la RepĆŗblica, era conocida internacionalmente mĆ”s por el avance cultural de este paĆs, que estĆ”bamos en camiseta rota y manchada de sudor, se conocĆa esa Ć©poca mĆ”s por eso que por la fuerza militar, por ejemplo.
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