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Testimoniatge de Juan José Barreda Macià

Nom i cognoms: Juan José Barreda Macià
Data de naixement: 1920-2012
Lloc de naixement: Benafigos, l'Alcalatén
Data d’entrevista: 30 de setembre del 2008
Lloc de l’entrevista: Benafigos
Nom de l’entrevistador/a: Antonio Giner
Llengua vehicular: Castellà
Descriptors temàtics:  Guerra Civil, bombardejos, repressió, vida quotidiana
Observacions:

TRANSCRIPCIÓ

E: Entrevistador.

J: Juan José Barreda.

R: Remedios (esposa de J. José)

E: La U.G.T. se crea cuando el Movimiento, la C.N.T. antes de la guerra. El local de la UGT (J.J.B. estuvo afiliado a UGT) estaba en el bar del Portellás, en la casa de al lado, la siguiente que es de la casa grande, ahora es más grande de lo que era entonces, que la han subido un poco, pues allí.

J: Había partidos ya de muy antiguo, de derechas y de izquierdas, yo me acuerdo de pequeño que los viejos tenían unas peleas….

E: Antes de la guerra los “partidos” tenían sitios para reunirse, esos de lA C.N.T. tenían el local en la Plazuela, en el portal que decimos, donde tiene Javier (ex forestal) una casa, entrando por la carretera la 1ª o 2ª casa (a la izda.).

J: Había gente que (mi padre mismo) iban a trabajar temporadas a Cataluña, mi padre también fue a Francia. A la Plana también iban pero más a Cataluña.

[Hablan de Melchor del Cte.]

R: El tío Melchor el de Lourdes, era muy sabido de todo, era mi tío y era uno de los más bravos, el más rojo de todos, y se ponían al balcón de la casa del cura (casa abadía) y allí hablaban y después ya decían no se cuanto y no se más, y decían cosas, y después mi tío hablaba, hacía mítines. Y después cuando vino, a mi tío Melchor lo metieron a la prisión cuatro años, a mi tío y a dos más, porque decían cosas muy malas allá.

Después no quería saber de la Iglesia, tuvo que ir todos los domingos a la iglesia a cantar porque sabía mucho, todos los festivos, sabía cantar mucho.

Era de la CNT y a cantar a la iglesia. Estuvo en la prisión muy lejos, luego estuvo más cerca, en Benicarló, y la abuela y yo íbamos a verle. Yo siempre acompañaba a mi abuela… pero él tenía 10 años o eso…. y le hacían cantar todas las mañanas a la iglesia, todas las mañanas, y nosotras íbamos por sentirle como cantaba, ¡oh cómo cantaba!, y después decía: «me cagüen la hostia y en la puta que los va a parir, me hacen cantar todos los días».

Iban desde Benafigos a Castellón con el coche (ordinario o de línea), y de allá abajo con el tren, y había gente de Xodos y en aquella casa eran de aquí que nos conocían, y allí nos quedábamos (en la ciudad donde estaba preso Melchor). Yo era pequeña y nunca me estaba quieta, un día le tiré encima una olla hirviendo a Domitila y se quemó. Mi tío hacía de todo: anillos, alpargatas, flores, cordones para las tijeras, de todo, de todo; no se había casado todavía, después a Castellón y después a Burriana, en Castellón más de un año, y en Burriana más o menos.

Estábamos en casa, que siempre estaban el abuelo y la abuela, y viene un hombre, y pasa sin decir nada allá que teníamos un terrao, decimos «¿quién ha podido ser y cómo es esto?», mi padre dice: «¿quién es? Que no nos ha dicho nada y se ha escondido, ¿dónde está?», y ya entonces sale fuera y era el tío Melchor, ¡cómo estábamos todos!, aquella noche…¡qué fiesta!, pero estaba más flaquito…y más viejo…, y entonces ya estaba en casa.

J: A mucha gente no se llevaron, a muchos no porque el pueblo es pequeño, pero gente que no había hecho nada estuvieron 3 o 4 años, por denuncias de los vecinos. Habían tirado los santos de la iglesia y la gente se chivó. Estaba entonces de cura Pepe, luego estuvo en Vistabella (cuando acabó la guerra), y luego en Cabanes, ya murió.

R: Aquí estaba cerrado en un pajar, la gente lo sabía y no decían nada.

J: No todo el mundo lo sabía.

R: Lo tenían muy cerrado, lo cuidaron mucho y se lo quedaron el tiempo que hizo falta, pero a todos los otros que le ayudaron al cura, a mi tío y 3 o 4 más, a la prisión, y no hicieron nada, no. La iglesia la usaban como almacén de alimentación, arroz…de todo, de todo, en la iglesia a vender eso que no quedaba nada, que todo se lo llevaron. Mi padre tenía un carro y el coche, que no había ninguno en el pueblo, a sacar todos los santos hasta allí abajo, y después todo quemado.

J: Muy cerca del pueblo, antes de llegar al km.1.

R: Y yo fui porque el Niño Jesús era muy bonito, es que era muy majo, muy majo, y lo agarro, lo cojo yo y me lo llevo allí debajo que teníamos una caseta, con un hueco en la pared y una velita, así muy bonito, y lo eché allí dentro y le puse unas piedras. Nadie supo que mi muñeco estaba allí y cuando me parecía, iba y a cuidarlo y venga… y cuando ya se templó todo, yo digo, que no había nada ni ningún santo ni nada del mundo en la iglesia aquella de vender todo lo que había, jabón, arroz… de todo, de todo, pues entonces todo lo quitaron, quedó limpio y todo bien, y un hombre tirando así sacando un santo y se clavó un clavo en el pie, el Sastre, me parece que estuvo 2 o 3 años con aquel mal, muy malo, pero yo el santito ya guardado, ¡uh que majo el N.J.! ¡una cosa más mona!, y cuando ya quedó limpio sube el cura y le digo: «Mossen Pepe yo tengo un niño muy bonito», él dice: «¿una muñeca que te ha dado alguien»«no, tengo un niño muy bonito que lo agarré antes de que lo quemaran»«¿qué me dices»«si, si»«enséñamelo, vas a traerlo y enseñármelo». Y le llevo al Niño Jesús. ¡ay madre!, aquel hombre se puso como loco, dice: «este es el Niño Jesús no nos ha quedado nada más».

R: Estaba guardado en una caseta de teula pero había como una casita allí dentro (hornacina), no lo sabía nadie, lo tapé y lo escondí de todos, hasta de mi abuelo. Me parece que aún está dentro de una urna en la iglesia, vestido de rojo, y Mossen Pepe siempre me decía: «tú eres la más buena del pueblo, tú has hecho una cosa que no ha hecho nadie». Y mi padre bajaba todos los santos y todo a tirarlo allá, y luego unos u otros a quemarlo, y ya está.

J: Como tenía el carro, no tenían en el pueblo más que yo y 1 o 2 más si acaso, y entonces muchas cosas no se querían hacer pero se tenían que hacer por cojones.

R: Eduardo tenía un macho muy grande y muy majo, era un hombre muy rico, y el de mi padre era viejo y cuando era una cosa mala la hacían con aquel macho. Y el macho se espantó con el carro, y yo no se que le hice a nuestro macho pero lo tiró, y se clavó una madera que le atravesó el pecho al macho que era tan majo y tan templao y se murió; el macho de mi padre, y el cura dijo: «Dios te ha castigado»«demasiado poco, demasiado poco». Yo me acuerdo porque las puertas de aquel Eduardo y de mi padre, estaban juntas, y siempre amigos y todo… fueron mi tío y el tío Melchor a la prisión, y tenía mi madre un tío que era de los amos, y un cuñado también de los que mandaban (franquistas) y no querían que mi padre fuera a prisión de ninguna manera, y fueron a decirle: (cuando volvía al pueblo de la guerra) «no vengas que te están esperando en Atzeneta para encerrarte en la prisión», como hacían con muchos, «vete por allá por el río de noche», y vino y se metió en casa y se quedó allí 7 u 8 días sin saber nada. No fue nunca mi padre a la prisión, no, yo todavía me acuerdo.

E: ¿Quiénes eran del Comité, además de Melchor?

R: Mateo, Modesto, Joan del Ferrer (se murió). J.J. «ese no se si era de UGT», el abuelo Melchor, el abuelo Benjamín, el abuelo Pepe que estaba delante de la casa del cura,…todos aquellos, todos a prisión muy lejos (mezcla nombres de componentes del Cté.con el de otros apresados). Mi tío Emilio, todos esos que eran viejos.

J: Pues tendrían 40 o 50 años.

R: Allí al lado de la casa de Javier (en la plazuela), y todos al camión, y mi tío Emilio me tiró el sombrero de paja que llevaba «llévalo a casa», y tan viejos eran que murieron todos allá.

J: En el Cté. Solo estaban CNT y UGT.

R: E iban juntos.

[hablan sobre impuestos sobre las cosechas en la posguerra]

J: Cuando venía la cosecha contaban las garvas y hacían dar una parte de la cosecha de trigo, cuando hubo la crisis aquella que había tanta hambre, y aquí se cogía también poco, justo para la casa y si era mal año, ni para casa ni nada, Pero aún hacían dar, a lo mejor la mitad de lo que se recogía.

R: Y después el alcalde y el secretario se quedaron el mando del Aytº., se lo llevaban de noche y ellos comían de sobra de todo.

J: Se aprovechaban, nos hacían pagar.

R: Sí que nos hacían pagar.

J: Hacían trampa.

R: Y la gente nada.

J: Se aprovechaban. Muchas veces la gente tenía que ir a los molinos de allá arriba (t. m. de Vistabella), y se tenía que ir la gente de noche porque estaba controlado eso, que no dejaban…no dejaban ni ir a moler. Aquí al pueblo, molino no había más que uno. Las cosechas las controlaba el Aytº., mandaban a quien les parecía, también al alguacil. Había una cartilla de racionamiento, faltaba pan, el pan de la cartilla en una panadería o dos que había; pan de maíz pero muy malo, era malo de comer, era fatal. Aquellos años nos hacían dar la mitad de la cosecha casi, y…sí, había algo de pan, pero…

E: Y sobre los refugiados en el pueblo durante la guerra?

J: Durante la guerra vinieron refugiados de Málaga, de Madrid, de Andalucía de la provincia de Córdoba de Baena. No muchos pero a lo mejor 15 o 20.

R: Ay 15 o 20!, mira mi tío ese que era el Juez (de paz) pues 2 o 3 chicuelos le pusieron a él, y les hacía guardar las ovejas, y ¿qué sabían?, y aquello…yo decía: «Si no cambian pues se mueren aquellos críos». Aquella gente… el padre y la madre tenían 7 u 8 chicuelos, y los de casa de mis tíos de la Concepción también tenían 2 chicuelos.

J: Ya lo sé, familias enteras, puede que fueran 25 o 30.

R: Muchos, muchos.

J: Los repartían entre las casas que parecía que tenían un poco más de bienestar, que podían tenerlos bien con mal.

R: Los ricos.

J: De donde más había era de allá de Baena (Córdoba). Guardia Civil y paso de las tropas por el municipio. Durante la guerra en el término municipal de Benafigos no hubo tropas. Hubo luego después de la guerra la G.C. que no había estado nunca antes, ni luego después p’al caso. Estaban en la calle del café ese de las Eras que decimos, muy cerca de allí, viniendo de allí marchando por la calle de abajo por la derecha. Estuvieron 1 año o 2, a dos años no creo que llegaría ya. Yo me acuerdo que el cabo que había en la casa esa que digo, se llamaba Cazorla. Vivía en una casa particular, no había casa cuartel. Ningún G.C. echó raíces en Benafigos, no hubo bodas con chicas de aquí.

R: En dos o tres casas vivían.

J: Antes de la guerra aquí venían los de Atzeneta siempre. Los nacionales entraron aquí hacia el 14…

R: Me parece que no, porque nosotros estábamos allá por el bancal Redó, los hombres no estaban pero yo era pequeña y estaba con mi abuelo y mi abuela, y bajaron un día por allí, todo el día gente, y 2 o 3 días estuvo la ametralladora allí arriba. 

E: Y sobre la retirada del ejército republicano bajo fuego enemigo? 

J: Es igual, hablamos de la fecha. Bueno, el día que llegamos nosotros aquí, llegamos el día de Sant Joan que es el 24 de junio, pues cuando pasaron por aquí, lo digo yo sin saberlo, pero supongo que sería allá por el 14 o el 15 de junio.

R: La ametrallador la montaron (los nacionales) en vista del pueblo y de allá abajo, en el Tossal de la Bocha. Que ella no quería.

J: Sí, era allá en una masía que se decía el Mas del Pla, que tiene un montículo.

R: Y allá la ametralladora.

J: Se ponen un rato a lo mejor, pero no se…noches no estuvieron más que una noche.

R: Una noche, y… mi abuela veía unas cosas relucientes caer, subieron unos soldados (republicanos) y estaban escondidos dentro de un de eso que se ponen dentro para hacer cal (horno de cal). «escuchad, ¿qué es eso tan bonito que cae? ¿qué es?» (la abuela), dicen: (los soldados) «abuela por el amor de Dios, póngase dentro de la cueva que si la tocan la matarán», y tiraban los soldados aquellos, y ella: «pues es que caen y son muy bonitas»«escóndase, escóndase» (soldados). Suerte de aquellos hombres, si no nos matan a la abuela y a los que iban a ver aquello tan reluciente.

Aclaración: Antes de que entraran los nacionales había mucha gente escondida, como es el caso de la familia de Remedios, en alguna cueva, desde allí vieron la retirada de las tropas republicanas. Según otros testimonios, hubo varios accidentes con las bombas de mano y munición que las tropas en retirada iban abandonando. 

J: Disparaban desde el montículo del Mas del Pla, y los soldados estaban allá abajo, disparaban a los que se iban retirando, no hubo choques de esos que se parapetan, de eso no. No hubo resistencia.

E: Y sobre las últimas elecciones…

R: Mi abuela era la madre de mi tío Melchor, y cuando las elecciones sí que votaron sí, mi abuela y mi madre, no se de que pero sí, «tenemos que votar, hay que votar» se decían unos a otros. Y mira si eran…¡qué passtisos y rollos se sacaban! De unos a otros para ver si…y fueron allá abajo a aquel hombre, al pasteró, a aquel abuelo y le decían: «venid que te daremos patatas para todo el año» que no tenían. El pasteró aquel, el Pastoret, eso sí que lo hacían…y figues albardaes y todo eso, se arreglaban de unos a otros.

J: Estafaban un poquito, antes por poco dinero se vendía una persona honrada, se vendían.

(Hablan de los “sobornos” e intentos para convencer a algunas personas para que votaran, no sabemos a qué partidos.)

E: Y sobre la posguerra…

J: Aquí no fusilaron a nadie, y en la prisión tampoco; solo murió uno de aquí en prisión que ya era viejo, y de enfermedad. Cuando entraron las tropas en el pueblo no pasó nada, únicamente que donde se parapetaban (descansaban o acampaban), todo perdido, echaban basura en los cántaros de vino o de aceite, lo registraban todo. Donde se parapetaban todo perdido, porque lo que no se comían y robaban, lo echaban a perder.

R: Aquí de mucho mal no hicieron.

J: Según la gente que te lo cuentee, todos no sé. Después de la guerra, en el cuartel en el que estuve, sí que se fueron muchos de mi quinta, pero de aquí no. Tenía compañeros que me dijeron si quería ir, pero yo no, una vez ya me parece demasiado.

E: ¿Cuánto costaba entonces un pan de kilo?

J: No lo recordamos, hubo tantas subidas y bajadas de jornales que no me acuerdo. Por eso cuando trabajábamos en Vistabella por un jornal de 10 pesetas, estaba muy bien. (Trabajó en la construcción del aeródromo republicano del Pla de Vistabella).

E: ¿Cuántos fueron de aquí de Benafigos a trabajar al campo de aviación?

J: No muchos, cinco…había algunos más pero ya no me acuerdo…otro hombre, un padre y su hijo y algunos más. Nos quedábamos a dormir en Vistabella, nadie tenía entonces coche. No había nada más que uno que bajaba a Benefigos, pero no todas las noches, el día que le parecía, porque le decían que la mujer tendría algún novio, estaba poco bien de la cabeza y desde el Pla de Vistabella allá abajo cerca de Atzeneta; bajaba luego volvía a subir, y al otro día ya estaba allí.

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